IPC La Rosa

Los invitamos a seguir nuestro programa de lecturas bíblicas para que en medio de la distancia estemos unidos en la Palabra.

Leamos esta intrigante historia de apariencias, mentira, y castigo mientras recordamos que nuestro Dios sigue siendo el mismo, un Señor santo que exige santidad de su pueblo y que enjuicia a quien lo merece.

Un escritor norteamericano solía decir que no le preocupaban las cosas de la Biblia que no entendía, sino las que entendía. Iglesia, que no nos desvelen los grandes misterios de la Palabra, sino las grandes verdades que se nos pide obedecer. Que nuestra preocupación no sea la confusión que se genera de los pasajes oscuros de la Biblia, más bien que nuestra ocupación sea la obediencia a la gran cantidad de pasajes claros que iluminan nuestro camino.

¿Qué tanta determinación tiene usted para obedecer la Palabra de Dios? ¿Qué tan firme es su decisión de rechazar todo lo que sea anatema (lo que sea maldito a los ojos de Dios)? La ira de Dios se manifiesta contra todo lo que le roba el protagonismo que su gloria merece. No nos dejemos guiar por las voces de quienes nos invitan a postrarnos ante otros dioses, rechacemos con radicalidad lo que no le rinde gloria a nuestro Dios y vivamos en obediencia y santidad a Él.

El milagro de amor se manifestó en nosotros cuando menos lo merecíamos y más lo necesitábamos. Fuimos reconciliados con Dios habiéndolo ofendido y recibimos en Él una salvación que nunca ganaríamos por nuestros méritos. Agradezcamos hoy a Dios por su amor infinito derramado en y a nosotros.